Hemos hablado ya varias veces de la asertividad, pero hoy os traemos una actividad adaptada a los más pequeños para que aprendan a distinguir los distintos estilos comunicativos y sepan escoger el más indicado para ellos.
La asertividad es la capacidad para expresar de forma respetuosa pero firme nuestras opiniones, ideas o sentimientos de forma clara y sin dañar a los demás. Resulta fundamental aprender a ser asertivos para tener unas relaciones sociales sanas y para evitar tensiones y discusiones que muchas veces resultan innecesarias y agotadoras.
La actividad consiste en tratar de ponerle cara a cada uno de los estilos comunicativos, para ello les pediremos a los niños que dibujen un ratón, un dragón y una persona. El dibujo es una herramienta fantástica para trabajar con los niños, se entretienen y pueden visualizar mucho mejor lo que les estamos pidiendo.
El ratón representa el estilo pasivo: habla bajito, se esconde, tiene miedo y no se atreve a decir no o a expresar su opinión. Representa a las personas que no defienden sus derechos y prefieren no llevar la contraria a los demás con tal de ahorrarse una discusión. Al final, este estilo desgasta mucho y es habitual que las personas pasivas acaben «explotando».
El dragón representa el estilo agresivo: pega, insulta, muerde, araña, grita a los demás niños o trata de imponer a qué se debe jugar o con quién. No saben resolver los problemas de forma tranquila y discuten a menudo. Este estilo es peligroso, porque los niños pueden entender que la única forma de llegar a un acuerdo es a base de amedrentar o que gane «el más fuerte». Debemos hacerles ver que ante un conflicto del que no son culpables, si se comportan de forma agresiva seguramente se ganen un castigo o una fuerte reprimenda igualmente.
Por último, les pedimos que dibujen a una persona, si quieren pueden dibujarse a sí mismos, y les explicamos el estilo asertivo: hablar de forma tranquila, exponer a los demás las cosas sin tratar de imponer nuestra opinión, respetar los turnos o expresar nuestros sentimientos para facilitar que los demás se puedan poner en nuestro lugar.
Una vez hechos los dibujos, se puede hacer un pequeño teatrillo para representar los tres estilos y hablar sobre ellos: cuándo nos hemos portado como un ratón, cuáles han sido las consecuencias si lo hicimos como un dragón, qué beneficios conseguimos siendo personas, etc.