Hoy os explicamos otra de las actividades que llevamos a cabo en la consulta, especialmente utilizada durante la terapia con adolescentes y adultos jóvenes.
Consiste en pedirle a los pacientes que dibujen un jardín, y les explicamos que en los jardines hay plantas bonitas, decorativas o frutales, que nos generan satisfacción y a las que dedicamos tiempo. Las regamos, abonamos y limpiamos, en definitiva, las cuidamos. Les pedimos que dibujen esas plantas y que a cada una le asignen un área de su vida que les reporte satisfacción y bienestar emocional. Por ejemplo, se podría escribir “mi familia, mis amigos, mi pareja, leer, la música, el fútbol, la arquitectura, pasear, etc”
Por otro lado, les pedimos que dibujen también las malas hierbas, que son aquellas que se cuelan en el jardín y no son bienvenidas. Estas las clasificaremos en dos grupos: las que podemos arrancar y no volverán a crecer, y aquellas que están profundamente enraizadas y con las que tendremos que aprender a convivir.
En el primer grupo encontramos aquellas cosas de nuestra vida que nos gustaría eliminar y que dependen de nosotros, por lo que podríamos deshacernos de ellas aunque nos requiera un esfuerzo. Por ejemplo “no me gusta ser gruñona con mi hermana, me gustaría ser más paciente con ella”. En el segundo situaríamos las áreas de nuestra vida que no nos gustan pero que no depende de nosotros cambiarlas, por ejemplo “no me gusta mi clase”. Ante este grupo se trata de intentar aceptar esas circunstancias y buscar los aspectos positivos que puedan tener para que nos resulte más sencillo convivir con ellas: “aunque mi clase no me guste seguro que hay personas que merecen la pena, y es una buena oportunidad para practicar la asertividad con los demás”
Esta actividad permite a los jóvenes expresar sus emociones y les ayuda especialmente a clasificar de manera visual los conflictos o dificultades que encuentran en su vida para poder abordarlos uno a uno de manera positiva practicando la resiliencia y la asertividad, y aprender a distinguir entre los que admiten cambios y los que deben aceptar sin frustrarse.
En consulta siempre decimos que plasmar los pensamientos en un papel es terapéutico y libera la mente a menudo saturada de los adolescentes, por lo que es una actividad que suele tener gran acogida y con la que disfrutan.