Hay jóvenes que parece que tienen mucha facilidad para estudiar, pero a otros les cuesta mucho, tienen problemas a la hora de concentrarse o de organizar su tiempo para poder sacar adelante sus obligaciones y enfrentarse a los exámenes. Esto puede ser debido a muchos factores, pero en la mayoría de los casos, el problema reside en una mala técnica de estudio, concretamente el 25% de los suspensos derivan de la carencia de técnicas de estudio.
Llamaríamos técnicas de estudio al conjunto de herramientas o procedimientos que facilitan el proceso de estudio, en las diferentes fases que conforman el proceso de aprendizaje. Mejoran la calidad, eficacia y eficiencia de los estudios y permiten que el estudio sea menos costoso, más gratificante y que conlleve menos tiempo.
Existen multitud de técnicas de estudio y no todas son iguales. Habrá algunas que te resultarán más útiles que otras. ¿Cómo sabrás qué técnicas de estudio te funcionarán mejor? ¡Poniéndolas en práctica!
Lo principal es saber que una buena planificación, así como una buena organización son primordiales para un buen estudio. Esto nos permitirá poder estructurar las horas de estudio en fin de conseguir un mayor rendimiento.
Así mismo es muy importante escoger un buen lugar de estudio. Siempre estudiar en una mesa, eso de estudiar en la cama o en el sofá es totalmente contraproducente. La silla debe ser cómoda, que garantice una buena postura. También es muy importante la luz, esta deberá entrar por la izquierda y a ser posible cuanto más natural mejor. Si no es posible obtener luz natural, la luz deberá ser siempre azul.
Intentar estudiar en un lugar que no sea de paso y que sea tranquilo. Así mismo, hay que tener en cuenta que cuantas menos distracciones mejor, nada de móvil, tele o cualquier elemento que nos pueda distraer y por supuesto, cuanto menos nos levantemos mejor… Eso lo dejaremos para los descansos.
La ventilación de nuestro lugar de estudio es importante. Una estancia bien ventilada ayuda mucho en el proceso de estudio. Hay que tener en cuenta que una habitación muy cálida o cargada en el ambiente puede generar sueño, y que el frío no ayuda a concentrarse.
Una vez que tengamos esto claro, tenemos que ponernos a estudiar. ¿Y cómo hacemos? Aquí os dejamos unas ideas:
Lo primero que habría que hacer es una primera lectura rápida del tema que haya que estudiar, así sabemos de qué va. Luego haríamos una segunda lectura con algo más de tiempo, fijándonos en aquellos detalles importantes. Después habría que ir leyendo y subrayando lo más importante. ¡Ya llevaríamos tres lecturas!
De ese subrayado se haría un esquema con las partes más importantes que acabas de leer y después de ese esquema se sacaría un resumen. Así haríamos un total de cinco lecturas.
En cuanto a las tareas habría que dividirlas en cuanto a su grado de dificultad, primero deberíamos empezar por aquellas más intermedias, posteriormente haríamos las más difícil ya que es la hora del medio es cuando se produce el pico de la atención y finalmente dejaríamos las más fáciles para el final ya que es cuando más cansado se está.
En cuanto a los descansos hay que organizarse bien dependiendo de las necesidades de cada uno, lo ideal sería estudiar 50 min y descansar 10 min.
Sabemos que al principio puede costar llevar a cabo esto, pero si lo ponemos en práctica todos los días, acabaremos haciéndolo de forma mecanizada. Hay que cogerlo como un entrenamiento diario…estudiar todos los días.
Si quieres…¡Puedes!