Con la llegada de septiembre, vuelve la rutina y por consecuencia, empieza la vuelta al cole. ¿Estáis preocupados y disgustados porque vuestro hijo no quiere ir al colegio?
Es normal que en ocasiones los niños no quieran ir al colegio, sobre todo al principio, durante los primeros días tras las vacaciones, ya que lo más habitual es que les cueste adaptarse a la rutina y a un horario. Sin embargo, cuando esta situación está ocurriendo de una forma reiterada, es fundamental prestarle más atención y analizar por qué no quiere ir al cole.
Principales causas por las que los niños no quieren ir al cole:
– Están muy apegados a vosotros, y vosotros como padres le sobreprotegéis mucho, y la separación les cuesta.
-Acontecimientos familiares que influyen en los hijos y que hacen que los niños prefieran quedarse en casa donde se sienten más seguros. Puede que haya nacido un hermanito, la muerte de algún familiar, la separación de los padres…
-Miedo al profesor, puede que no se sientan a gusto con ese profesor, que no le conozca, que haya tenido algún desencuentro.
-Problemas con los compañeros, podría ser que hayan sufrido o estén sufriendo acoso escolar.
¿Qué podemos hacer en esta situación?
-La tarea fundamental de los padres en estos casos, sería no menospreciar o infravalorar los sentimientos de los hijos. A través de las pataletas, lloros, o incluso dolores de cabeza o barriga, el niño está tratando de comunicaros como se siente. Habría que normalizar y validar sus sentimientos.
-Intentar asociar el colegio a algo positivo.
-Jugar en casa mediante Role-Playings a que estamos en el cole y en clase. A través de esta dinámica podemos obtener mucha información sobre cuáles son sus miedos, preocupaciones y cómo reacciona el niño en estas situaciones. Además, también podemos normalizar la situación de estar en clase.
-Sería fundamental también, hablar con el colegio, para que el profesor os comente cómo actúa el niño en clase, o si considera que hay algún problema en relación con sus iguales.
-Establecer una rutina. Es importante que se establezca un horario determinado al que el niño deberá adaptarse, para levantarse, dormir, desayunar… Esto le ayudará a aclimatarse de una forma más rápida.
Lo más importante, es mostrarles a los niños que les apoyamos y los queremos. Hay que tener paciencia, y ser fuertes y consistentes.
¡Si queréis, podéis!