La adolescencia es un periodo complicado pero también necesario en la vida de nuestros hijos. Es una etapa de cambios, que se dan tanto a nivel físico como emocional y que afectarán a la forma que tienen de relacionarse con los demás, también con los padres.
Es en esta fase donde los jóvenes comienzan a desarrollar su identidad y personalidad, esta vez por sí mismos y sin las influencias paternas. Tratan de encajar en un grupo social y las opiniones de sus amigos tendrán más peso que la de los miembros de la familia. Es habitual que pasen tiempo fuera de casa o que aquellos planes familiares que tanto les gustaban ahora les resulten aburridos y prefieran quedar con su grupo de amigos.
Los padres deben entender que estos comportamientos son normales y no deben tratar de retener a los hijos. No se trata de la cantidad de tiempo que pase un adolescente en casa, sino de la calidad de esos momentos en familia. Es preferible jugar una tarde todos juntos a juegos de mesa y pasarlo bien que hacer que se quede en casa tres días seguidos y esté encerrado en su habitación jugando o leyendo, sin tener apenas contacto con él.
Es importante buscar ratos para hablar con ellos y crear un clima de confianza mutuo. No es conveniente bombardearlos a preguntas porque pueden sentirse controlados e incómodos aunque no sea la intención: «¿Qué tal hoy? ¿A dónde fuiste? ¿Con quién estuviste? ¿Qué estuviste haciendo?» sino que las conversaciones deben ser lo más equilibradas posible. Es positivo y recomendable hablar con los hijos de cosas que también nos hayan pasado a nosotros o pedirles su opinión, de esta forma no se mostrarán tan a la defensiva e incluso disfrutarán de la conversación y se sentirán más cercanos a nosotros.
También es completamente normal que surjan discusiones por lo que a primera vista puedan parecer tonterías o que se muestren algo irascibles o susceptibles, y no quedará otra que utilizar toneladas de paciencia y cariño. La adolescencia no dura toda la vida, y aunque no es una etapa fácil para ninguna de las dos partes, es necesaria para el correcto desarrollo de los jóvenes. Si la convivencia es muy complicada, se salta reiteradamente las normas establecidas en casa o aparecen conductas de riesgo, es conveniente contar con ayuda profesional para atajar cuanto antes la problemática que se pueda estar dando.