Os dejo mi artículo de la Nueva España de todos los fines de semana. Esta semana hablaba de la Pau, ese monstruo que transforma la vida, no solo del estudiante sino de toda la familia, que vive como un auténtico horror, la prueba que parece vaya a determinar la vida de sus hijos… pero no. Ellos y vosotros como padres, deberíais investigar no lo que quieren estudiar, sino lo que quieren » ser». Es ¡tan diferente! Leed con atención, y que lo lean vuestros hijos. No deben mirar ni el prestigio, ni lo que van a ganar, ni si tiene o no salida. Mirad, si alguien estudia Historia me diréis ¿ para qué? pues veréis, si ese chico o chica tiene verdadera vocación, será bueno en lo suyo, y posiblemente llegue muy lejos, quizás a dirigir el museo del Prado ¿ por que no?. Os lo dejo
¡ESCUCHA CHAVAL!
Escucha, chaval: qué me vas a contar que yo no haya vivido. Sé perfectamente que te han puesto absolutamente histérico. Que hasta has pensado que no estás preparado para hacer la prueba, que, según te la pintan, es algo así como unas oposiciones a notaría. Pues no. Verás, como siempre, te puede tocar el 6% que no aprueba, pero no me digas que no es tranquilizante saber que normalmente oscila entre el 94 y 95% de aprobados. Da igual que vengas de un colegio privado, público, concertado o del instituto del pueblo más remoto de Asturias. Así que hijo, que sepas que os han exprimido, asustado, agobiado, llevándoos en algunos centros hasta el extremo de que algunos llegan al pánico el día antes y juran y perjuran que no lo van a sacar, después de un Bachillerato extraordinario. Soy firme partidaria de fomentar el esfuerzo y de recompensar al que lo hace. Pero esto del coco de la Pau, del terror, es algo que paraliza, que bloquea y sinceramente creo que algunos profesores (no todos, por supuesto) debían saber. Pero mira, ya has acabado cuando leas esto. Porque cariño, quiero que tus papis te lo hagan leer. Estoy siempre de tu parte. Imagínate que han salido las notas… Biennnnnn. Ya está y ahora a la uni. ¿A qué universidad vas a ir? Espera, como has sacado una media altísima tienes que ser médico/a o ingeniero/a de teleco, o cualquier otra carrera de prestigio. ¡¡¡No vas a desperdiciar esa nota estudiando por ejemplo magisterio!!! Pero escúchame, o léeme, hazme el favor. Verás, no es lo que vayas a estudiar, querido adolescente, es lo que vas a ser… Me entiendes, ¿verdad? No quiero que pienses en qué carrera da más dinero, más prestigio, o en dónde va tu pareja. Esto es importante. Es tu vida. Y por ende, serás el futuro de esta España que estás viendo convulsa. Así que piénsatelo. Yo hago un ejercicio con el que recuerdo haber conseguido aliviar la presión de una chica cuyos padres querían que hiciera medicina, porque por supuesto le daba, y finalmente estudió magisterio, porque simplemente se veía así. Y me ha pasado muchas veces, lo hago siempre. Es un ejercicio muy sencillo. Hago una relajación y, cuando está relajado, quiero que se visualice dentro de unos años, con unos 33 años por ejemplo. Le pido que describa cómo está, por dónde va, cómo viste, lo que huele, todo… Y voy llevándole a dónde se ve, por la mañana, por la noche… Es increíble lo que cambian cuando lo hacen. Chicos que hacían derecho y realmente querían hacer INEF, chicas que iban para ingeniería y querían ser psicólogas… Solo les pido que me describan su lugar de trabajo, cuando sea feliz, y cómo está, qué está haciendo… Y es ahí cuando se ven en un trabajo, perdón, cuando se ven viviendo felices en alguna tarea, sea la que sea… Se han visto mecánicos, carpinteros, informáticos, etc., muchas veces algo que ni siquiera conscientemente sabían. Quizás por miedo a decirlo a sus padres. Tú no lo tengas. Mira, escojas lo que sea, si te gusta, yo te aseguro que serás el mejor, porque es tu vocación (sí, sé que casi no sabes ni qué significa), y serás feliz con ese trabajo, sea el que sea. Triunfarás, pero sobre todo vivirás sin levantarte cada lunes como si fueras al patíbulo. Hazme caso, chaval, que yo soy muy mayor, viejuna como diríais vosotros, y me lo sé todo. No pasa nada si tienes que pensarlo, solo párate y piénsalo y con un par… Vas y se lo dices a tus padres. Y si no, me pides ayuda. Siempre a vuestro lado porque, ¿sabes?, luego tus padres se sentirán orgullosos de ti. ¿Y sabes por qué? Simple y llanamente porque serás feliz haciendo lo que quieres, y tu felicidad, hijo, es la nuestra.