¿Alguna vez vuestros hijos han sacado malas notas y ya habéis considerado que es un fracaso?
Esto puede ser porque vivimos en una sociedad en la que las notas adquieren un papel importantísimo en la vida de las familias.
Puede darse la situación de que el niño llegue con angustia a casa el día que le han dado una mala nota, ya que sabe que automáticamente pueden venir los enfados, reproches e incluso a veces castigos.
Los padres en ciertos momentos podemos usar algún tipo de frase que solo produce el efecto contrario al que queremos conseguir, como desmotivación, baja autoestima, inseguridad, etc. Algunas de estas coletillas pueden ser: «Vas a acabar limpiando las calles», «ya verás qué futuro te espera», «mira tu amigo/hermano/compañero que notas saca»…
A veces se nos olvida que cada niño es diferente y tiene sus propias capacidades. Lo adecuado sería potenciar aquello que se le da bien y minimizar las recriminaciones y reproches en lo que no es tan bueno.
Lo importante es que nuestro hijo se vea como una persona segura y competente y, para ello, necesita nuestro apoyo. Hay que saber que no todo el mundo está destinado a hacer el bachillerato, ni a estudiar una carrera. No les agobiemos con ir a clases particulares o extraescolares para conseguir que mejoren las notas. Con frecuencia, vemos que sacar buenas calificaciones en todo no significa que los niños sean ni vayan a ser más felices.
Deberían dedicarse a aquello que les motive, que se les de bien y, por supuesto, que haga que se sientan satisfechos de sí mismos.