La regulación emocional (RE) es una asignatura pendiente en la mayoría de hogares.
Esta, es clave para el correcto desarrollo de nuestros hijos. Pero, ¿qué es la regulación emocional? La RE es la capacidad que tenemos las personas de poder controlar nuestras emociones de una forma eficaz, de manera que no nos lleguen a desbordar, y podamos adaptarnos a diferentes situaciones o ambientes de una forma adecuada.
Vivimos en una sociedad donde se tiende a esconder las emociones y más aún las que consideramos “negativas”. Sin embargo, para poder autorregularnos de una forma correcta o adaptativa es necesario conocer y vivenciar lo que estamos sintiendo en cada momento. Es inevitable sentir lo que estamos sintiendo, pero sí podemos elegir que hacer con esa emoción.
“No ha sido para tanto…”, “No llores, que fue una tontería…” “Si sigues enfadado va a venir el coco…” “Si tu ya eres mayor, eres muy valiente…”
Seguro que varias de estas frases os suenan, pero, ¿os habéis planteado las repercusiones negativas que pueden tener utilizarlas para calmar a vuestros hijos? Cuando recurrimos a utilizar estas coletillas estamos de una manera inconsciente, invalidando e incluso castigando, una serie de emociones que ellos están sintiendo como, miedo, tristeza, rabia…
Para poder enseñar a nuestros hijos a realizar una correcta regulación de sus emociones os dejamos algunos recursos :
- El primer paso consistiría en validar y/o acoger la emoción que está sintiendo el niño. Podríamos utilizar las siguientes afirmaciones, “Veo que estás triste porque…”, “Creo que te estás empezando a enfadar…” “Eso que estás sintiendo ahora es…”
- Posteriormente, se pasaría a escuchar lo que necesita y ofrecerle ayuda. Por ejemplo, “¿Necesitas un abrazo?, “Lo que tu sientes también lo siento yo cuando estoy triste…”, “¿Puedo ayudarte a solucionar…?
- Asimismo, sería beneficioso darles herramientas para controlar sus enfados, rabietas, e incluso su tristeza, a las que puedan recurrir cuando se sientan así.
- Por último, es importante no enfadarse o reñir al niño si vemos que muestra dificultades o está tardando más de la cuenta en su RE.
Conseguir que nuestros hijos se autorregulen emocionalmente será todo un reto que traerá consigo una serie de beneficios tanto a corto como a largo plazo. Entre ellos, destacaríamos los siguientes: poner nombre a lo que están sintiendo, es decir, un mayor autoconocimiento, dotarles de más seguridad y confianza, mejorar sus relaciones sociales, entre otros. Por consecuencia, gracias a todo esto, conseguiremos que los niños acaben sintiendo un mayor bienestar.