Es frecuente oír a los niños entre sollozos esta frase: «¡Quiero ir con mamá (papá)! «¡No quiero quedarme!» y a su vez a papás lamentándose por no poder dejar tranquilamente a sus hijos al cuidado de otras personas cuando ellos no se pueden hacer cargo.
El miedo a separarse de los papás y, en especial, de la madre, es uno de los temores más frecuentes. Aparece por primera vez antes del año y es normal que desaparezca alrededor de los 3 años, aunque en algunos casos se mantiene durante mucho más tiempo, convirtiéndose en un problema conocido como Ansiedad de Separación.
Los niños que presentan este problema tienen dificultades para alejarse de los padres o de otras personas significativas para ir a la escuela, a un campamento de verano, quedarse en casa de un amigo o jugar solos en la habitación. Suelen seguir a la madre a todas partes, tienen dificultades para quedarse dormidos, se pasan a la cama de los padres, no pueden dormir en otras casas,…
Cuando anticipan una separación, se suelen quejar de dolores físicos, principalmente de barriga y de cabeza. Y cuando la separación física es inminente, suelen reaccionar con desesperación, rabietas, llantos, gritos,…
Suele ser bastante frecuente que estos niños presenten otros tipos de miedos, como a la oscuridad, a los monstruos o a los ladrones.
Si no se interviene sobre las dificultades que presentan para separarse de sus padres, el problema puede ir en aumento y con el tiempo dar lugar a preocupaciones por lo que le puedan suceder a los padres (accidentes, muerte…), miedo a que los puedan abandonar, tristeza, depresión,…
Por ello, si sospechas que tu hijo puede presentar este problema, no dudes en seguir los siguientes consejos:
- Preste atención a su hijo en las despedidas pero sea breve. Si tu hijo está acostumbrado a que te despidas con un beso, un abrazo, una palabra cariñosa o dándole su juguete favorito, házlo de esa manera, pero no prolongues durante mucho tiempo la despedida ya que también se prolongará la angustia de ambos.
- Sé rutinario. Intenta establecer la misma rutina haciendo las mismas cosas todos los días a la misma hora, le ayudará a sentirse menos nervioso y, al mismo tiempo, ganar confianza en ti y en sí mismo.
- Cumpla sus promesas. Su hijo se sentirá más seguro de que puede estar sin ti siempre y cuando cumplas tus promesas de regresar y seas sincero sobre cuándo regresarás.
- Utilice un lenguaje que el niño comprenda. Cuando le hables de tu regreso, dale detalles concretos que el niño entienda y define el tiempo de manera que él lo pueda entender. Si sabes que vas a regresar a las 15:oo horas, díle a tu hijo «Regresaré después de la hora de la siesta y antes de la merienda».
- Practica la separación. Siempre que sea posible, deja a tu hijo a cargo de los abuelos, otros familiares o amigos aunque sea por periodos de tiempo cortos. Antes de comenzar la guardería o a preescolar, practica o ensaya ir a la escuela y la rutina para la despedida.
- Refuerza los esfuerzos que tu hijo haga por mínimos que éstos sean. Siempre que el niño haya sido capaz de permanecer con otras personas en tu ausencia, se le ha de alabar.
«Permite a tu hijo que sea capaz de empezar a afrontar la vida sin que te necesite porque en un futuro así lo tendrá que hacer«