Educar y comunicarse con los hijos no suele ser una tarea fácil o exenta de problemas o conflictos sobre todo cuando están en la adolescencia.
La adolescencia es un momento crítico en su vida en el que se produce el tránsito de la infancia a la edad adulta y que se caracteriza por:
- La búsqueda de la independencia. Para que tu hijo adolescente se convierta en un adulto responsable, tiene que pasar gradualmente de depender de ti para todo a tomar sus propias decisiones. No obstante, hay jóvenes que exigen más libertad de la que deberían tener y hay padres que conceden menos de la que pudieran, y todo ello puede desembocar en conflictos.
- La capacidad de razonar las cosas. Los niños pequeños suelen pensar en términos simples mientras que los adolescentes están aprendiendo a razonar de una forma más compleja, lo que contribuye a que se conviertan en adultos sensatos. Veamos un ejemplo: El concepto de justicia de un niño es muy simple, si su madre parte una galleta en dos, a él le toca una mitad y a su hermano la otra; en este caso, la justicia se reduce a una fórmula matemática. Pero para el adolescente ser justo no siempre significa tratar a todos igual. Esta capacidad de razonar es lo que le permite enfrentarse a conceptos complejos como este y entenderlos aunque también puede hacer que se enfrente a ti.
Teniendo en cuenta que la adolescencia es una etapa complicada en la vida de nuestros hijos, ¿Cómo podemos comunicarnos más adecuadamente con ellos?
- Habla con tu hijo siempre que sea posible de temas que le interesen. Aprovecha los momentos en los que estéis relajados, mientras realizáis los quehaceres de la casa o mientras vais en coche, es decir, cuando estéis lado a lado y no precisamente frente a frente, eso hará que la conversación sea más distendida.
- Escucha y sé flexible. Escucha con atención a tu hijo y evita interrumpirlo a fin de comprender qué te está diciendo y sé razonable.
- No pierdas la paciencia y mantén la calma. En lugar de reaccionar de forma exagerada, demuéstrale a tu hijo que entiendes sus sentimientos.
- Razona las opciones que existen con tu hijo y cuando se enfrente a un problema, deja que lo resuelva por sí mismo, dándole la oportunidad de que analice el problema y que encuentre las soluciones al mismo.
- Sé un buen ejemplo para tu hijo, el “Haz lo que te digo, no lo que hago” le envía mensajes contradictorios sobre cómo comportarse.
- Selecciona bien qué comportamiento quieres corregir. Si estás continuamente exigiéndole cambios en su actitud, no conseguirás nada. Es más efectivo centrar tu atención en cosas realmente importantes para conseguir cambios en las mismas.
«Recuerda que todos hemos sido adolescentes en algún momento… Nuestros hijos tienen derecho a equivocarse y a aprender de sus errores»