En consulta muchos adolescentes manifiestan no sentirse comprendidos en casa. La mayoría tienen la sensación que lo que más relevancia tiene para sus padres es su rendimiento académico y los resultados que obtienen. Por otro lado, también nos encontramos con padres y madres que refieren desconocer completamente los gustos o aficiones de sus hijos, bien por falta de implicación o bien por hermetismo del chico o chica.
Hoy os recomendamos una técnica muy sencilla y efectiva que empleamos en algunas de nuestras terapias familiares, para reforzar y mejorar las relaciones entre los miembros de la familia, especialmente cuando hay adolescentes en casa.
La tarea consiste en que cada miembro de la familia deje, un día o dos a la semana, en algún lugar determinado de la casa, una tarjeta con una pregunta personal sobre sí mismo, sus aficiones o sus intereses. Por ejemplo: «¿Qué deporte practicaba de joven?» (el padre), «¿Quién es mi cantante favorito?» (la madre), «¿Cuál es mi modelo de coche ideal?» (el hijo)… Las tarjetas de cada miembro son de un color diferente. Los demás tienen todo el día para averiguar cuál es la respuesta a cada pregunta (sin preguntar directamente a la persona). Por la noche se reunen todos los miembros y comprueban quién ha acertado más respuestas.
La gran ventaja del «Trivial Familiar» es que nadie se ve forzado o presionado a compartir algo que considere personal, pero sí ofrece la oportunidad de dar a conocer aspectos de su vida que le apetece desvelar.
Esta técnica ha sido desarrollada por Mark Beyebach y Marga Herrero de Vega a partir de los cuestionarios de conocimiento mutuo que propone John Gottman, sustituyendo las preguntas cerradas por una versión más libre en la que cada miembro de la familia puede elegir qué temas desea sacar a la luz.