Lo principal digo yo, es que para que haya síndrome postvacacional, tiene que haber vacaciones… y por desgracia mucha gente, habla de vacaciones, cuando realmente no son más que otra serie de obligaciones que a veces nos estresan más aún: desfase de horarios, amigos invitados, comidas familiares, irnos con la casa a cuesta, seguir de ama de casa en el apartamento, etc, no obstante, no tienes al jefe y eso la mayoria de las veces ya es mucho.
Pero hablemos de aquellos que sí han disfrutado de vacaciones y que no tiene la suerte de que les guste su trabajo, que por desgracia es la mayoría. A los que sí nos gustan, no es que no disfrutemos de las vacaciones, pero no nos cuesta tanto volver a algo que nos llena. Para los demás se pude dar el llamado «sindrome postvacacacinal», siempre teniendo en cuenta cómo nos gusta a los psicólogos ponerle nombres a cosas que han sucedido siempre… la vuelta a la rutina y al trabajo es lógico que produzca ciertas alteraciones.
Tenemos que tener en cuenta que los psicólogos no consideramos estos problemas como patológicos, salvo que sean muy intensos o bien superen aproximadamente las dos primeras semanas de vuelta al trabajo. Los síntomas que suelen presentarse son los siguientes:
Síntomas psíquicos: consiste en sintomatología de sufrirán, depresión, tristeza, ansiedad, fatiga, ansiedad, irritabilidad, astenia, falta de concentración, inquietud, nerviosismo , indiferencia.
Físicos: insomnio, dolores musculares, problemas de estómago, astenia, falta de apetito e irritabilidad, dolor torácico, palpitaciones, sensación de ahogo, puede durar hasta dos semanas.
Y lo puede presentar hasta el 35% aunque hay un estudio que nos habla de hasta un 50% de la población , pero evidentemente esto dependerá mucho de cómo vivimos nuestro trabajo, la relación con los jefes, con los demás, los conflictos, del tipo de trabajo, responsabilidad, etc y la sintomatología será mayor dependiendo de todas estas circunstancias.
¿ También en niños?
Existen muchos niños que vuelven contentos al centro escolar. Aquellos que quieren reeencontrarse con sus amigos, que se han » aburrido» en vacaciones ( sí también los hay) , pero también hay niños que tienen dificultades en sus estudios y que padecen problemas de integración en la escuela o los que el año anterior tuvieron conflictos con sus compañeros o con el profesor. Al encontrarse de nuevo con ese ambiente acentúan más los síntomas de desgana y pereza. También influyen en gran manera las sensaciones o los estados de ánimo que pueden percibir en los adultos, en los padres que se traducen en forma de ansiedad, pesimismo o tensión, o por el contrario, tranquilidad, seguridad y motivación, queramos o no, flotarán por la casa llegando a nuestros hijos.
Entre las causas cabría incluir, además de todo lo mencionado, la importante descoordinación que suele existir entre el colegio y el hogar que suele llevar a que los niños puedan pasar en la escuela de príncipes (lo son en su casa) a personas de a pie, donde “sólo” son uno más. Este contraste se acentúa aún más en la vuelta de las vacaciones, y puede resultar muy perjudicial Este trastorno es más probable que lo sufran niños y niñas cuyos padres también padecen el famoso síndrome postvacacional así que todos en casa habrán de pasar por un proceso de adaptación.
Por suerte, las molestias que este síndrome puede causar en los pequeños no son graves (fatiga, falta de apetito, molestias estomacales, tristeza, irritabilidad, trastornos del sueño…) y generalmente pasan en pocos días.
Sobre todo, debemos intentar que para ellos la vuelta a la rutina sea progresiva y no pensar que se ha acabado el ocio y los momentos de descanso.
ALGUNOS CONSEJOS PARA EVITAR EL DESAJUSTE DEL » REGRESO»
- Volver unos días antes a casa y mejor no empezar en lunes, se nos hará menos cuesta arriba si lo hacemos a la mitad de la semana. Es preferible perder esos días que pasarlo peor luego.
- Ir adaptando horarios, especialmente de sueño, y con especial atención a los niños. Comenzar a levantarnos y acostarnos pronto,antes de comenzar a trabajar, recuperar la rutina del sueño, hemos trasnochado, nos hemos levantado tarde. Hemos dejado a los niños sin tanto control, poco a poco ir bajando las persianas aunque aún sea de día, para que vayan adaptándose al horario otoñal.
- Volver a comer sano, quizás nos hemos pasado y descuidado la alimentación. La comida sana , con todos los nutrientes necesarios, buen desayuno, almuerzo, comida , merienda y cena son fundamentales para nuestro cerebro y para el de nuestros hijos.
- Volver a comer sano, quizás nos hemos pasado y descuidado la alimentación. La comida sana , con todos los nutrientes necesarios, buen desayuno, almuerzo, comida , merienda y cena son fundamentales para nuestro cerebro y para el de nuestros hijos.
- No crearnos falsas expectativas con las vacaciones, porque eso nos hará sentirnos frustrados cuando volvemos y agudizará el síndrome. No he hecho deporte, no lo he pasado tan bien, ha llovido, etc, etc. las vacaciones son para descansar y reponer fuerzas no para fijarse metas.
- Es algo transitorio, tomárselo como tal, en unas semanas, estaremos como siempre,con actitud positiva, pensar en lo bueno que hemos vivido, y en lo que nos queda por vivir en las próximas.
- Nunca dejar el trabajo acumulado para la vuelta del trabajo, eso provocará mucho más estrés.
- Plantearse pequeños descansos para no pensar que nos falta 365 días para volver a disfrutar de esas vacaciones; todos podemos sacar algo de tiempo libre para vivir agradablemente, para disfrutar de la familia, de los fines de semana, hacer deporte, leer, emprender una nueva actividad ah, y sobretodo, mi consejo es no acumular todas las vacaciones en un solo mes. Distribuidas, parte en verano, y parte durante el resto del año, hace que el trabajo sea mucho más llevadero…
Os dejamos un vídeo sobre el estrés post vacacional que completa la información.
Y ahora ya sabéis…a trabajar, a estudiar… el próximo día hablaremos de sus primeros días en el centro escolar..¡¡ Animo!!
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