Esta es una carta de un hijo a sus padres, que he encontrado hace muchos años en Internet. Es anónima. Pero podría haberla escrito cualquiera de nuestros adolescentes. La utilizo a menudo para finalizar las charlas que imparto sobre esta etapa crucial en la vida de nuestros hijos. Es para mí, como entrar en el alma de nuestros niños, de esos niños que empiezan a dejar de serlo…
Quiéreme así por favor:
No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes. Si a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple siempre las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente de la familia. Si tú me presentas mejor que a los demás, alguien va a sufrir; y si me presentas peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo, sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mi mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.
No me exijas que te diga el porqué cuando hago algo mal. A veces ni yo mismo lo sé.
Admite tus equivocaciones: Crecerá la buena opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir las mías.
Trátame con la misma amabilidad que a tus amigos: ¿ Es que por que seamos familia no podemos tratarnos con la misma cordialidad que si fuéramos amigos?
No me digas que haga una cosa si tu no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tu digas y no lo hagas.
No me digas no tengo tiempo, cuando te cuente un problema mío. Trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme y dímelo (el subrayado y la negrilla son míos). A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo…
Lo identifico con los míos, sinceramente cierto lo que expresa.