Sí, lo es, es necesaria para que rompan sus lazos con nosotros, se hagan su propia personalidad.Los padres deberán “formarse” para afrontar esta etapa evolutiva. Deberán seguir las pautas de educación adecuadas para controlar y evitar el conflicto. Es importante que lean mucho sobre adolescencia. Al final de esta información se dará una bibliografía sobre el tema. Lea libros sobre la adolescencia. Piense en su adolescencia. Espere cambios de humor en el hijo que normalmente es muy alegre y prepárese para más conflictos en el futuro que surgirán a medida que su hijo encuentre su lugar como persona. Los padres que saben lo que les espera pueden enfrentarse mejor a ello. Y cuanto más informados estén los padres, menor será el dolor. Siempre digo que es como un parto según Russeau, en el primero nace un niño en este segundo, la adolescencia, un hombre o mujer…y yo añado: como en todo parto la información es imprescindible, la relajación, el saber que te está pasando. Lo mismo pasa con ese niño que ya no es tan nuestro, que quizás no sea como usted quiere, pero que es una persona maravillosamente diferente a usted.
Algunas pautas
- Póngase en el lugar de su hijo: Sea empático con su hijo.
- Informe a su adolescente y manténgase informado
La adolescencia es a menudo una época para experimentar y a veces esto incluye comportamientos arriesgados. No eluda los temas relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el tabaco; conversar con su hijo abiertamente sobre estos temas antes de que se vea expuesto a ellos aumenta las probabilidades de que su hijo actúe de forma responsable cuando llegue el momento. - Respete su privacidad :Para algunos padres esto es algo muy difícil. Creen que todo lo que hacen sus hijos es asunto suyo. Pero cuando se trata de formar a un futuro adulto, tener algo de privacidad se convierte en un derecho de ese futuro adulto. Si existen señales de alerta que indican que puede haber problemas, es perfectamente lícito que llegue al fondo del problema, aunque sea invadiendo su intimidad, porque peligra su salud psíquica o física; pero de lo contrario, manténgase al margen. El dormitorio de un adolescente y sus WhatsApp, su móvil, su ordenador, debe ser algo privado y no hay necesidad de compartan con uno de sus padres todas sus ideas o actividades. Todos los niños, adolescentes o no, requieren supervisión de los padres y usted tiene derecho a saber dónde estará su hijo y qué hace. Pero no espere que le dé todos los detalles ni que lo invite a ir con él/ella.
- Establezca reglas apropiadas: Sepa ceder y ser flexible. Si su hora de llegada no es la que el quiere, trate de negociar. Si se porta bien el aumentar la hora de llegada puede ser un premio.
- En primer lugar, la crítica y la corrección debe combinarse con el uso frecuente de elogios. Es decir, debes ser capaz de ver también lo que tu hijo hace bien y decírselo. Por muy desastre que te parezca tu hijo, seguro que tiene también valores positivos que debes esforzarte en reconocer. Además es necesario corregir con mucho cariño. Por tanto la crítica debe ser serena y ponderada, sin precipitaciones y sin apasionamiento. Cuidadosa, sin ironía, sin sarcasmo, como se corrige a un amigo. No soportan el doble sentido, no están preparados.
- Tómelos en serio, no tratarlos como seres inferiores que explican cosas de las que estamos de vuelta.
- Conviene no aprovechar cualquier ocasión para sermonearles.
- Escuchar con atención lo que quieren explicarnos o preguntar.
- Hablar también de lo que les interesa a ellos. Dar tiempo para abordar los temas que nos interesan a nosotros.
- Tenemos que fijar normas y límites a través del diálogo para que nuestros hijos acepten y asuman compromisos.
- Es importante evitar, tanto cuando les hagamos propuestas como cuando los censuremos, ponernos a nosotros mismos como modelos («A tu edad yo…») o poner como ejemplo a otras personas («Mira tu hermano como…»). Es injusto, ofensivo y un camino seguro para conseguir su animadversión. En todo caso compáralo con él mismo («Seguro que lo conseguirás, como cuando hiciste…»).
- Hay que prever sanciones para el caso de que rompa alguno de los compromisos o normas establecidas. Es inteligente tenerlas preparadas para que no sean fruto de la improvisación ni desproporcionadas. En todo caso, podéis pedir su opinión sobre la sanción que habéis pensado.
- La libertad y autonomía respecto al uso del tiempo libre, al uso del dinero, al horario de llegada a casa, o a la gestión de sus estudios hay que otorgarla en función de la responsabilidad demostrada. A mayor responsabilidad, mayor autonomía, y ante faltas de responsabilidad, restricciones de autonomía.
- Siempre que pida a su hijo que haga algo, explique por qué se lo pide.
- No use expresiones como «porque lo digo yo» o «porque sí».
- Cuando hable con él, concéntrese en lo que dice. Hágale alguna pregunta sobre lo que explica para demostrar que realmente quiere enterarse bien.
- Aproveche los acontecimientos que le ocurran para relacionarlos con objetivos de autoexigencia y lucha personal.
- El padre debería hacer notar a los hijos el esfuerzo de autoexigencia que realiza la madre, y viceversa. Es una magnífica ocasión para mostrar un ejemplo.
- Pedirle perdón cuando nos equivoquemos o cuando, por falta de control personal, le gritamos o descalificamos.
- Deje que se explique, de crédito a lo que dice salvo cuando tenga evidencia de lo contrario.
- Si le engaña o falta a sus compromisos, no le grite ni le riña. Explíquele con toda la calma de que sea capaz, que ha faltado a nuestra confianza, por lo cual tendrá menos autonomía hasta que demuestre que es digno de confianza.
- Establezca la costumbre de que explique con quién sale y dónde podríamos buscarle en caso de necesidad.
- Dedicar tiempo a estar juntos, compartiendo alguna actividad y conversando sobre ello (acompañarles a sus partidos o actividades extraescolares, a clase, yendo juntos al cine, de compras, al fútbol)
- Compartir alguna preocupación personal con su hijo y pidiéndole su opinión (temas al alcance de su nivel madurativo: problemas de trabajo, de salud…) puede facilitar la comunicación entre los tres.
- Respetar su intimidad y sus silencios, sin intentar hacerle hablar de algo que no quiera. No presionarlo y mantenerse receptivos para que el joven sepa que puede contar con el apoyo de los padres.
Pero sobre todo quiérale, ya sé que a veces resulta difícil, que se vuelven insoportables, que no parecen ser nuestros hijos, esos que nos veían maravillosos, y ahora parecen odiarnos… pero no es así. Ellos también sufren; solo su amor, el amor incondicional de unos buenos padres puede hacer que esa crisis no se cronifique…demuéstreles ese amor y serán hombres y mujeres felices…eso es al fin y al cabo lo único que debe importarnos como padres.
Bibliografía recomendada
- Isabelmenendez.com
- Un adolescente en casa Autor: Consejos para disfrutar con la adolescencia de sus hijos Autor: Joan Carles Suris. Editorial. DeBolsillo
- Un adolescente en mi vida: Manual práctico para la educación de los hijos. D. Maciá. Editorial. Pirámide
- 100 maravillosas formas de comprender a tu hijo adolescente Trudy Simpson Editorial: Troquel
- Socorro! Tengo un hijo adolescente R.T Bayard y J. Bayard editorial: Ediciones Temas de hoy