Este es un tema que nos preocupa especialmente, porque por desgracia atendemos en nuestra clínica a muchos padres desesperados ante el comportamiento de sus hijos adolescentes, porque vienen pidiendo ayuda cuando les rompen el mobiliario, existe violencia verbal y por supuesto física, especialmente a la madre.
La realidad es que un estudio que se realiza en casi toda Europa y que entre otras conclusiones afirma que los casos de violencia intrafamiliar en los que los hijos agreden a sus padres se denuncian en la actualidad en España siete veces más que hace cuatro años. Vimos entonces que, desde 2003 hasta 2006, los casos habían pasado del uno por ciento al diez por ciento de la población total de menores infractores y si en 2007 se abrieron 2.683 diligencias por este motivo, durante el pasado año se produjeron 5.201. Pero por desgracia la escalada es imparable: los últimos estudios nos hablan de que en 2013 se produjeron 9.000 denuncias de padres que habían sido maltratados por sus hijos, y eso teniendo en cuenta por supuesto que la mayoría de los padres no llegan a denunciar.
Cuando llegan a consultar, los padres, especialmente la madre se siente desbordada. Aquellas que tienen recursos acuden a consultas privadas, y las que no pueden hacerlo tienen que pedir ayuda a los servicios sociales que poco pueden hacer si no existe una denuncia por medio. Estas madres que vemos a menudo, están deprimidas, desesperadas, descontroladas.
Veamos ahora cual es el perfil habitual:
El perfil medio es el de un varón entre 14 a 16 años( solo uno de cada diez es chica), y los motivos, pueden ser los más triviales, desde luego el hecho de encontrarse con cualquier frustración ( no darle el último modelo de móvil, decir que estudien, no dejarles llegar tarde) a veces cualquier nimiedad puede desencadenar una verdadera guerra en casa, siendo las principales afectadas las madres, pero evidentemente afecta a todo el entorno familiar.
Está claro que es un fenómeno que cada vez aumenta en nuestra sociedad y que cuando acuden al profesional, por desgracia, el problema ya está muy enraizado.
Es muy importante que los padres estemos informados, para ello intentaré dar unas nociones sobre los trastornos de conducta que pueden llevar a este tipo de conductas.
HABLEMOS UN POCO DE BIOLOGÍA
Sabemos que en un cerebro adulto los lóbulos frontales se encargan de conectar lo emocional con lo racional pero esto no sucede en niños y adolescentes, cuya conexión no se produce de igual forma hasta que finaliza su proceso madurativo lo que sabemos con las nuevas técnicas de neuroimagen no sucede hasta los 21 años aproximadamente.
¿PERO POR QUÉ MI HIJO?
Permítanme que les hable de los distintos factores que infuyen, la etiología de este tipo de problemas conductuales.
Está claro que existe una clara base genética: presencia de estos trastornos hasta en el 70% de los gemelos monocigóticos.
Por otra parte también se han detectado deficiencias neuroquímicas y desajustes bioquímicos en los cerebros de los niños y adolescentes con trastornos de conducta, por ejemplo en la producción de catecolaminas como la dopamina, y también parece que existe existe una disminución de algunos neurotransmisores (sustancias químicas que ponen en contacto una neurona con otra, que transmiten información) y otro tipo de neurotransmisores como la serotonina. En el aspecto fisiológico ya sabemos mucho más sobre lo que origina la ira y la agresividad.
Recientemente, en el marco del trigésimo séptimo encuentro anual de la Society for Neuroscience en la ciudad de San Diego, se presentó un estudio liderado por Guido Frank, científico y físico de la Universidad de California, que con imágenes de resonancia magnética del cerebro ha analizado la actividad neuronal de un pequeño grupo de adolescentes valorados como “reactivamente agresivos”, considerando la violencia reactiva como una explosión que surge cuando una persona experimenta una tensión, amenaza o dificultad que es incapaz de afrontar de otra forma. Las reacciones de estos individuos son desproporcionadas y, en estos casos, las personas son incapaces de controlarse a sí mismas. Se demostró que existía menos actividad prefrontal, que se encarga de razonar, prever consecuencias, razonar y tomar decisiones, y por otra parte un aumento de la actividad de la amígdala encargada de darnos órdenes para atacar ante situaciones de miedo ( aunque este no sea real evidentemente)
Posiblemente a tu adolescente nadie lo ha diagnosticado ni tratado antes, y quizás ni siquiera hayas oído hablar de estos trastornos, pero es importante que los conozcas, porque seguramente tu hijo encaja en alguno de ellos.
TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE: TND
Veamos ahora los trastornos de conducta. Siempre teniendo en cuenta que no hablamos de desobediencia “normal” , propia de la adolescencia, portazos, malas caras, malas
contestaciones, sino de actos de negativismo total, que no aceptan las normas familiares y sociales y que tienen una conducta absolutamente desafiante y retadora
Criterios DSMIV.TR para el diagnóstico de TND
Patrón de conducta: se detectan los siguientes síntomas
- Desobediente
- Irritabilidad
- Hostilidad
- Dirigido hacia figuras de autoridad como padres y profesores
Duración de al menos 6 meses, con al menos cuatro síntomas de los siguientes
ocurriendo con frecuencia 4 (o más) de los siguientes comportamientos:
- Se encoleriza e incurre en pataletas.
- Accesos de cólera. Discute con adultos, tira objetos, etc.
- A menudo discute con los adultos.
- Desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus obligaciones o normas. Este comportamiento negativista se caracteriza por terquedad persistente, son chicos que no negocian o ceden con la autoridad ni con sus pares.
- Molesta deliberadamente a otras personas. Aunque no exista agresión física (hablaríamos de TD), es el chico que está provocando, “pinchando”, con agresiones verbales continuas, poniendo la música alta, interrumpiendo en clase, etc.
- Acusa a otros de sus errores o mal comportamiento. Justifican su comportamiento por las exigencias de los demás, del entorno, o por circunstancias especiales.
- Es susceptible o fácilmente molestado por otros. Este síntoma tiene que ver con la mala interpretación del lenguaje corporal o verbal de los demás. Es decir, frecuentemente interpretan erróneamente la intencionalidad de los demás.
- Es colérico y resentido, irascible.
- Es rencoroso o vengativo, es capaz de atacar verbalmente a sus padres donde más pueda dolerles. Si estos le recriminan su conducta, puede “guardársela” si se han negado a sus exigencias
Y ¡atención! No siempre se dan estos comportamientos con gente desconocida. Conocemos muchos casos en los que el adolescente puede ser modélico fuera de casa y sin embargo agredir a sus padres. Por eso es básica una buena historia clínica y exploración exhausitiva que pueda orientarnos acerca de las causas de su mal comportamiento.
Se diferencia del trastorno disocial en que no existen transgresiones graves de las normas sociales, agresiones físicas importantes, robos, etc…
Puede derivar en un trastorno disocial que es la consecuencia en ocasiones de un trastorno negativista desafiante que no ha sido reeducado o tratado
Pasamos ahora a describir los pronósticos de ambos trastornos y acabar de definir lo que es el trastorno disocial.
TRASTORNO DISOCIAL
Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales importantes propias de la edad, manifestándose por la presencia de tres (o más) de los siguientes criterios durante los últimos 12 meses y por lo menos de un criterio durante los últimos 6 meses:
Agresión a personas y animales
A menudo fanfarronea, amenaza o intimida a otros
A menudo inicia peleas físicas
Ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas
Ha manifestado crueldad física con personas
Ha manifestado crueldad física con animales
Ha robado enfrentándose a la víctima
Ha forzado a alguien a una actividad sexual
Destrucción de la propiedad
Ha provocado deliberadamente incendios con la intención de causar daños graves
Ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas
Fraudulencia o robo
Ha violentado el hogar, la casa o el coche de otra persona
A menudo miente para obtener bienes o favores, o para evitar obligaciones
Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentamiento con la víctima
Violaciones graves de normas
A menudo permanece fuera de casa de noche a pesar de las prohibiciones paternas, iniciando este comportamiento antes de los 13 años de edad
Se ha escapado de casa durante la noche por lo menos dos veces, viviendo en la casa de sus padres o en un hogar sustitutivo
Suele hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años de edad
El trastorno disocial provoca deterioro clínicamente significativo de la actividad social, académica o laboral
Características personales
Malinterpretan como hostiles las intenciones de los demás: una risa, una mirada absolutamente inocente, puede iniciar una pelea . Muchas veces carecen de sentimientos de culpa, parecen no tener la empatía necesaria, el reconocimiento de sentimientos propios ni ajenos, y por lo tanto tampoco saben ejercer el control. Se vuelven adolescentes fríos sin entender el sufrimiento ajeno, y por supuesto tienen una importante intolerancia a la frustración con explosiones agresivas, se vuelven contra padres, especialmente, si no aceptan lo que ellos desean o quieren.
Aunque su autoestima puede estar dañada como en el caso del trastorno negativista, en el disocial suelen ocultarla tras una actitud de dureza y seguridad. Son imprudentes, y las tasas de accidentes son superiores en los chicos afectos de este trastorno;
Suelen consumir alcohol o drogas y se inician en la actividad sexual precozmente, con riesgo de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, etc.
Suelen ser manipuladores e insensibles a las consecuencias y consejos. Consideran a las personas que cumplen las normas como hipócritas
Presentan déficits claros en las habilidades sociales, actúan en las interrelaciones siempre de una forma impositiva y agresiva, y por lo tanto así se comunican siempre
Características escolares y cognitivas
Alta coexistencia con trastornos de aprendizaje, de lectoescritura o de comunicación, porque como hemos visto coexiste en un amplio porcentaje con el TDAH
El fracaso escolar es lógico y su conducta disruptiva hace que exista un total rechazo por parte de la comunidad escolar. Aumenta las posibilidades de frustración del chico, y la marginación, al separarle del sistema educativo por sus continuos fracasos
Puede asociarse a un coeficiente intelectual algo por debajo del promedio, puesto que existen factores de inmadurez neurológica que pueden justificar este bajo rendimiento
Comportamiento destructivo deliberado,
Agresiones directas contra los padres, verbales o físicas. En especial la madre.
Habitualmente las víctimas son mujeres solteras, separadas o en proceso de separación.
Los estudios indican que las madres de niños con estos trastornos, son más negativas en sus interacciones con estos niños.
Las madres acuden a buscar ayuda, tarde, con un nivel de estrés que implica un total rechazo afectivo y emocional del hijo, porque han dejado que la situación llegue a límites extremos.
Veamos ahora un ejemplo real de un niño con este tipo de problemática
David no hubiera llegado allí si se le hubiera diagnosticado y tratado a tiempo, cuando ya muy pequeño presentaba alteraciones. Nuestro fallo como padres reside siempre en pensar que son pequeños, que los demás tienen la culpa, que tiene malas compañías… y realmente esto no es más que mentirse a sí mismos.
Por otra parte y desde el punto de vista profesional, estos deben empatizar adecuadamente con los padres para cambiar actitudes y asumir una conducta responsable hacia su hijo, aceptando un tratamiento familiar
Que se diagnostique y trate farmacológicamente su impulsividad y su trastorno actual
Que ese tratamiento sea multidisciplinar y tenga un tratamiento psicológico urgente e inmediato, con la periodicidad que requiera
Que se le oriente académicamente según sus aptitudes y que en el centro en el que estudie, se involucren con él, logrando así la alianza terpeútica que son familia, escuela y profesional para ayudar al menor.
Los estudios que hablan sobre éxitos en trastornos de conducta nos hablan de grandes recursos que implican intervenciones individualizadas y altamente flexibles. Las acciones están apoyadas en la participación directa de los padres. Que se le tutorice de alguna manera, según las posibilidades que existan legalmente si en su familia nadie quiere hacerse cargo realmente de él.
Y lo más importante no lo olvide, sea quien sea, haga lo que haga, su deber es proteger e intentar ayudar a su hijo, siempre haciendo autocrítica, participando en la terapia siendo conscientes de aquello que ha podido agravar el problema. Pero no lo dude, quédese con esta frase:
Si queréis guardar esta información podéis descargaros el documento en:
Niños Maltratadores. ISABEL MENÉNDEZ BENAVENTE
Queremos también recordaros la sección de psicología de Isabel Menéndez Benavente en la TPA hablando de este mismo tema.