El miedo y los despertares nocturnos son normales en la primera infancia.
No ridiculices, ni minimices sus temores. Habla claramente con él, dile que es normal que los tenga pero que se pueden controlar.
Trata de entender sus llantos, distinguir cuando realmente tiene miedo o cuando está tratando de manipularnos porque no quiere ir a la cama.
Establece una rutina a la hora de dormir.
Leerle o contarle un cuento, es fundamental.
El juego ayuda a desdramatizar el miedo. Jugar al escondite en la habitación oscura con papá y mamá, a la gallinita ciega, le hará relacionar la oscuridad con el juego, le hará enfrentarse a los monstruos que le aterrorizan.
No cierres la puerta si no quiere y deja una pequeña luz en su habitación, las que se gradúan pueden ser una solución hasta conseguir apagarla totalmente.
Si el niño se resiste a quedarse solo, vete aumentando cada vez el tiempo fuera de la habitación hasta que se vaya durmiendo…
Si le das seguridad a tu hijo, si confía en ti, le das estabilidad afectiva, tendrá menos miedos.