Se acerca uno de los meses más esperado por la gran mayoría de personas, y sobre todo por los niños. Una época de celebraciones, reencuentros con amigos y familias, de villancicos, de sorpresas y regalos…
En esta época, las personas experimentan diversas emociones que pueden hacer mella en las celebraciones. Estas emociones pueden ir desde la felicidad por reunirnos todos, la tristeza por echar de menos a los que ya no están o hasta la tensión y estrés por ciertos conflictos familiares que puedan surgir. Cada persona tiene diferentes posiciones sobre cómo vivir la navidad, y.… ¡Todas son igual de válidas y respetables!
Por lo que…. ¿Qué podemos hacer en esos momentos?
Lo primero de todo sería identificar como nos sentimos. Esto sería la base para poder hablar de ello y sentirnos comprendidos. Tenemos que averiguar si lo que estamos sintiendo es alegría, frustración, estrés, tristeza, envidia… Comprender nuestro estado de ánimo hace que nos aceptemos de una forma más real y sincera. Lo fundamental sería no juzgar ni opinar sobre lo que los demás ni tú mismo estáis sintiendo. Aceptémoslo para poder gestionarlo.
Una vez que tengamos identificado qué es lo que nos está pasando, tendríamos que proceder a regular dichas emociones. Intentando de alguna forma adaptarnos a la gran mayoría de situaciones que tengamos que enfrentar estas Navidades.
Utilizar siempre la asertividad cuando necesites hablar sobre cómo te sientes o sobre tus gustos o preferencias, de esta forma evitaremos ciertos conflictos con los demás así como rebajaremos nuestra posible tensión interna. Intenta llegar a un término medio contigo mismo y con los demás. Lo principal se trataría de ser comprensivo con nosotros mismos y por supuesto, con los demás.
Ser realistas…esta época del año no tiene por qué ser perfecta. Podrá haber muchas situaciones o conflictos que se puedan escapar de nuestro control y puedan «arruinar» las celebraciones, ya que no podemos controlarlo siempre todo. En estos casos lo mejor que podemos hacer es calmarnos y relajarnos y controlar y gestionar aquello que si podemos y está de nuestra mano, que en estos casos sería nuestra forma de actuar frente a esas circunstancias.
Por último, siempre habrá que procurar que los niños no vean ni perciban a sus padres, tíos o abuelos teniendo conflictos ya que para ellos es una época llena de magia e ilusión que recordarán toda la vida.
Encuentra la forma que más se adecue a tu estilo de cara a disfrutar de estas fiestas. Recuerda que lo importante de la Navidad es poder celebrarla con aquellas personas que están en nuestra vida, lo demás no siempre es tan importante. ¡Relativicemos!