El pasado día 30 de noviembre fue el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
Los trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos se caracterizan por una alteración persistente en la alimentación o el comportamiento relacionado con la alimentación que lleva a una alteración en el consumo o la absorción de los alimentos y que causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial.
Los principales trastornos de la conducta alimentaria con la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa, y en los últimos años se le está dando más visibilidad al Trastorno por Atracones. Otros trastornos de la conducta alimentaria menos comunes son la Pica, el Trastorno de Rumiación y el Trastorno por Evitación/Restricción de la Ingesta de Alimentos.
Además, se ha de tener en cuenta que en muchos casos existen migraciones entre las diferentes categorías diagnósticas. Es frecuente que, de un episodio de anorexia, se pase a una bulimia o a un TCA no especificado. Esto nos indica que los pacientes con TCA se parecen más de lo que se diferencian. La obesidad no se contempla como trastorno mental, aunque sí se ha de tener en cuenta que presenta una elevada comorbilidad con psicopatología alimentaria.
Este tipo de trastornos se presentan mayormente en mujeres, sólo un 10% de los casos son varones. Algunos rasgos comunes en las personas con TCA son el perfeccionismo, la baja autoestima, las dificultades para la gestión emocional y las dificultades interpersonales
Hay todo tipo de factores de riesgo que pueden desencadenar un TCA: Factores biológicos, factores ambientales o culturales y también factores psicológicos. No hay una única causa que de lugar a un TCA, pero no hay dudas de que vivimos en una sociedad en la que estamos rodeados de disparadores, como puede ser los modelos estéticos de belleza actuales, las imágenes que vemos en medios de comunicación y redes social, así como la ausencia de diversidad corporal en estos, la importancia de la imagen, la cultura de la dieta, etc.
Cuando hablamos de adolescentes, los padres han de estar atentos a ciertas señales de alerta como la disminución del apetito, una bajada rápida de peso, el contar calorías o pasar mucho tiempo en el baño tras las comidas.
Es importante estar atentos a todas estas señales, así como no reforzar las pérdidas de peso y hacerles saber que su valor reside en otras cualidades que van más allá de la imagen corporal y que no hay alimentos prohibidos, intentando siempre promover unos hábitos de vida saludables. No podemos olvidar que concretamente la anorexia es el trastorno psicológico con mayor tasa de mortalidad.
A continuación, algunas señales de que existe una mala relación con la comida o el cuerpo:
Estás todo el día pensando en comida: No puedes dejar de pensar en lo que comiste, en las calorías, en lo que vas a comer ahora, en si engorda, en los ingredientes, etc.
Tienes muchísimas reglas alimentarias y alimentos prohibidos
Modificas tus rutinas en base a la alimentación Empiezas a vivir con miedo y tu vida se adapta a lo que comes, no al revés.
Ignoras o no conoces tus señales corporales de hambre o saciedad
Tu peso es tu identidad, y solo cuanto te veas de determinada forma serás feliz
Cabe mencionar que hay muchas personas que no buscan ayuda porque no tienen un diagnóstico o piensan que no es tan grave. Incluso pueden llegar a pensar que no están lo suficientemente delgada como para tener un Trastorno de la Conducta Alimentaria. Esto no es cierto, ya que los TCA pueden darse en cualquier tipo de cuerpo.
Los trastornos de la conducta emocional cuentan con tratamientos basados en la evidencia como la Terapia Cognitivo Conductual, la Terapia Interpersonal y la Terapia Sistémica y Familiar. No dudes en buscar ayuda profesional si la necesitas, ya que vale la pena dejar de sentir culpa, vergüenza y/o miedo sobre nuestro cuerpo y abandonar una relación tóxica con la comida.