LA FELICIDAD DE ANDAR POR CASA
Es precisamente en estos días, cuando la felicidad se aleja totalmente, desterrada por la pena, por la pérdida de un ser querido, cuando más he pensado en ella. Es ahora cuando tengo que elaborar el duelo por la pérdida de una manera sana, como les digo a mis pacientes que deben hacer. Y por eso vuelvo la vista a lo que es la felicidad, a si realmente, a pesar de estas tristezas, dolores, pérdidas, problemas y tragedias , se puede llegar a ser féliz y me doy cuenta de que la pena se va despacio pero se va, que nos queda el recuerdo y que ese recuerdo es cada vez más dulce y menos amargo, que duele menos….que la felicidad nos está esperando ahí, a la vuelta de la esquina y que es muy importante que la reconozcamos, que la atrapemos y que la disfrutemos…
La búsqueda de la felicidad es inherente al ser humano. Desde siempre filósofos, pensadores, místicos, psicólogos y todo tipo de intelectuales han disertado sobre que es la felicidad y han llegado a diferentes conclusiones. Hay quien cree que el alcanzarla es una utopía , quien defiende que está en los bienes espirituales, quien pregona que en los materiales y al final, todos y cada uno de nosotros la buscamos sin saber realmente que es.
Es importante pensar en que es realmente lo que pretendemos…si conseguir la felicidad con mayúsculas, esa hecha de grandes metas y grandes esfuerzos, esa que nos obliga a tener un amor eterno con la pasión del primer día, a no tener problemas de salud, ni económicos, a tener unos hijos que no den problemas y en general a pasar de puntillas por el sufrimiento… un sufrimiento que es necesario para valorar mejor las pequeñas cosas, los pequeños logros, las pequeñas victorias. Se valora más la risa cuando se ha llorado mucho, la salud cuando se ha estado enfermo, la tranquilidad cuando se ha estado angustiado…
Quizás una de las ventajas de crecer, de envejecer, es que la experiencia de la vida te enseña realmente lo que debes esperar, lo que realmente merece la pena… y es así como cada uno se forja la vida que merece, la felicidad que ha conseguido tras mucha lucha, tras muchas penas, tras muchos desencantos. Se consigue despacio, sin ruido, sin aspavientos, de repente un día te das cuenta de que está ahí y que quizás no te habías dado cuenta. Empiezas a disfrutar de cada instante, como si fuera el último, de pequeñas cosas que te hacen verdaderamente feliz. No es necesario que sea una pasión , ni un triunfo, ni el éxito, ni siquiera conseguir por fin aquello por lo que siempre has esperado…a veces esa felicidad se esconde en la mirada de tus hijos, en una buena noticia inesperada, en el comentario halagador de un amigo, en el agradecimiento de alguien, en el beso de buenas noches de quien ha compartido tantas contigo, en saborear los placeres que nos deparan los sentidos, como el olor a tierra mojada del verano, la canción que te emociona, el paladear un buen vino en buena compañía, una película que te impacta, el escalofrío que te provoca aún una emoción… sentir en fin, que estas vivo, que tienes ilusión y necesidad de sorprenderte cada día, que necesitas aprender más y más, que no hay tiempo suficiente para ser todo lo feliz que uno puede ser, que aún te quedan muchos sueños, a pesar de los años… Que existen pequeñas cosas en el día a día, que te dan fuerzas para seguir y enfrentarte también a todas esas otras cosas que nos pasan no tan buenas… son cosas intrascendentes, cosas triviales, cosas que nadie calificaría como felicidad, puede ser la lectura de un libro que te engancha, o el ver que por fin hoy hace un día de sol espléndido, o salir a comer con toda tu familia o dormir la siesta en un día de verano… Es en fin, ser agradecido a lo que la vida te ha dado, lo que cada día te regala, una familia, unos hijos, que a pesar de todo, de sus adolescencias, de sus rebeldías, de esos desencuentros, están ahí, a tu lado… es saber que tú has contribuido a su felicidad, a sus amores, a sus amigos, a sus éxitos escolares o ya profesionales, porque tú has luchado con ellos y por ellos… es la felicidad de verles crecer como seres humanos, siendo eso…humanos…ser agradecidos porque tienes un trabajo que te estimula cada día, aunque a veces creas que necesitas parar, descansar, o que nadie valora realmente todo lo que das cada día en tu profesión… al final, quizás de una de las jornadas más agobiantes, alguien te sorprende con una sonrisa que justifica todo tu esfuerzo…Es en resumen algo tan sencillo como el sentirte bien por fuera y por dentro cada día, estar en paz contigo mismo, es en realidad todo y nada… porque buscas y encuentras nada más y nada menos que esa “felicidad de andar por casa”….