¿Cuántas veces te has propuesto metas u objetivos que luego nunca has cumplido? ¿O te has dicho “de mañana no pasa” y una semana después la situación sigue igual? Cuando pospones realizar una tarea que debes hacer estás procrastinando, es decir, dejando para mañana (o más tarde) lo que puedes o debes hacer hoy.
La procrastinación tiene su origen en el perfeccionismo, las inseguridades, la dificultad de la tarea o la desmotivación. Es posible que no queramos hacer eso que debemos porque creemos que no seremos capaces de obtener un resultado plenamente satisfactorio para nosotros, porque pensemos que no seremos capaces de hacerlo, tal vez porque consideremos que es algo que nos requerirá mucho esfuerzo y no nos vemos con fuerzas para intentarlo o porque simplemente se trata de una tarea aburrida que queda rápidamente en segundo plano en cuanto aparece en escena un estímulo más interesante.
El problema surge cuando fruto de esa inacción surge en nosotros un fuerte sentimiento de culpabilidad por no haber hecho lo que debíamos, quizá nos sentimos ansiosos porque vemos que no cumplimos los plazos establecidos o simplemente discutimos con las personas de nuestro entorno profesional o familiar por no haber actualizado aquellos datos o dejar en el garaje aquella vieja bici que hace tiempo que deberíamos haber tirado.
Sabemos que no es fácil dejar de procrastinar, pero con disciplina, planificación y organización, comenzarás a ver los cambios. Dejar de procrastinar es posible, no dejes pasar esta oportunidad para después.