Hoy recordamos la sección de psicología en la que hablamos de los «Hijos maltratadores».
Es el tipo de violencia donde el hijo o hija actúa intencional y conscientemente contra sus progenitores (o quienes ocupen su lugar) con el deseo de causarles daño, perjuicio y/o sufrimiento, de forma reiterada a lo largo del tiempo, mediante la violencia psicológica, física y/o económica, con el fin de obtener poder, control y dominio sobre sus víctimas para conseguir lo que desea.
Consecuencias
En los casos donde la madre y/o padre sufran un síndrome de trastorno postraumático, puede quedar anulada su capacidad de reacción ante el maltrato sufrido, quedando completamente subyugados y anulados a los comportamientos del hijo y su control. El hijo contra su madre y/o padre provoca en éstos desvalorización y sufrimiento, lo que comporta baja autoestima, sentimiento de culpabilidad y fracaso o frustración por no saber educar y socializar a su hijo. Y es en ese preciso momento, ante la derrota psico-emocional y anulada la voluntad de la víctima, cuando los objetivos del hijo se puede alcanzar: desautorizar, controlar y dominar.
¿A los 13 se es agresivo con los padres y a los 16 en la calle? «Yo no comparto mucho esa idea. No obstante, es cierto que a medida que quienes agreden a sus padres van radicalizándose, esa violencia se generaliza. Por eso, cuando se interviene tempranamente, el conflicto se reconduce.»
Desde 2003 hasta 2006, los casos habían pasado del uno por ciento al diez por ciento de la población total de menores infractores. Hay mucha población oculta: la situación mejora, pero aún muchos padres no denuncian a sus hijos. La culpabilidad, muy difícil de aceptar, es doble: implica reconocer un fracaso educativo -`no hemos sabido hacerlo´- y cargar con el peso de llevar a tu propio hijo a un juzgado…» Las cifras son escalofriantes: en tan sólo cinco años, las agresiones de menores a sus padres han crecido un 2000 por ciento. El fenómeno de los hijos violentos va en alza. 9.000 Sucesos, por lo que los expertos inciden en la necesidad de trabajar a temprana edad en la prevención de violencia de género y en la transmisión del valores a los hijos.
Nuestra frase de la semana
Puedes volver a ver el programa: