El concepto de dislalia se corresponde con el trastorno de articulación de los fonemas, bien por omisión o ausencia, distorsión o sustitución por otros. Se trata de una incapacidad para pronunciar o producir correctamente ciertos fonemas o grupos de fonemas.
Este trastorno de articulación puede afectar a cualquier consonante o vocal, a un solo fonema, a varios o a la asociación de consonantes, cuando éstas aparecen unidas en una sola sílaba (sinfones), omitiendo una de ellas. El habla del niño dislálico, sí se extiende a muchos fonemas, puede llegara hacerse ininteligible.
Respecto a la etiología, cabe citar varios posibles factores etiológicos o favorecedores: permanencia de hábitos infantiles más allá de la edad esperada (alimentación infantil, chupete…), déficit de discriminación auditiva, movilidad deficiente de los órganos de articulación, hábitos de deglución atípicos…
También puede hablarse de predisposición genética, ambiente sociocultural empobrecido, educación sobreprotectora o permisiva, cambios de residencia, hospitalizaciones frecuentes, exposición a varios idiomas, celotipias…
En cuanto a los tipos de dislalias, éstas suelen recibir diferentes denominaciones, atendiendo a las posibles causas:
– Dislalia Evolutiva o Fisiológica. Son alteraciones articulatorias que se
manifiestan a edades tempranas (3-4 años) y son propias del
desarrollo evolutivo; tienen un carácter fisiológico y forman parte del
aprendizaje normal del lenguaje en su maduración con la edad.
– Dislalia Audiógena. La deficiencia o alteración en la discriminación
auditiva dificulta el reconocimiento y la reproducción de sonidos,
dando lugar a alteraciones articulatorias más o menos graves.
– Dislalia Orgánica. Está producida por malformaciones de los órganos
del habla; se conocen como disglosias y también pueden referirse a
lesiones del S. N. que afectan al lenguaje, denominándose disartrias.
– Dislalia Funcional. Producida por mal funcionamiento de los órganos
articulatorios sin que exista etiología orgánica alguna. Relacionada
con el empleo de los órganos de fonación, no con su estructura, ya
que no existe ningún defecto físico que los motive.
En cuanto a la edad de diagnóstico de dislalia, se considera que la adquisición de los sonidos del habla responde a una habilidad «madurativa», los niños aprenden a articular los fonemas en determinadas secuencias. Se puede hablar de dislalia cuando un niño presenta alteraciones en un fonema que se supone ya debería tener adquirido por su edad, sin embargo hay que decir que la adquisición no es homogénea en todos los niños.
Reblogueó esto en Diario de una logopeday comentado:
Para todos aquellos que nos caracterizan por enseñar a la gente a decir la r 🙂