Estas interrupciones son involuntarias y pueden venir acompañadas de gestos o tensiones en la cara o en otras partes del cuerpo. Todo esto puede provocar dificultades y frustraciones, que lleven al niño/a a tener miedo a hablar y a sentir vergüenza o culpa. En estos casos es posible que la persona que tartamudea tienda a evitar algunas situaciones comunicativas, como hablar por teléfono, hablar en grupo, etc.
DESARROLLO DEL LENGUAJE
Muchos niños y niñas escolarizados en Educación Infantil presentan problemas de fluidez en su habla. Estas dificultades se pueden considerar normales si tenemos en cuenta que alrededor del tercer año de vida el desarrollo del lenguaje del niño presenta tres grandes avances:
- Mejoran sus habilidades motoras, lo que le permite avanzar en la pronunciación de los sonidos del habla, combinándolos para formar sílabas y palabras.
- Aumenta su vocabulario, sus frases son más largas y más complejas.
- Aprende las reglas conversacionales y el respeto de turnos en los diálogos.
Estos avances se dan en un medio donde también incide el desarrollo emocional y afectivo del niño y que tiene que ver con el tipo de estructura familiar, la actitud del padre y/o la madre, el ritmo de vida, etc.
A lo largo de esta evolución, las características de estas habilidades (lingüísticas, intelectuales, motoras, sociales y emocionales) influyen en el desarrollo de la comunicación. De igual manera, los errores normales de fluidez en Educación Infantil estarán en relación con las dificultades que encuentre el niño o niña en estas áreas. Por ejemplo, puede cometer errores porque aún no domina la coordinación de los órganos fonoarticulatorios o no recuerda la palabra precisa o se siente inseguro ante el interlocutor/a. De esta forma, las disfluencias pueden ser un componente no sólo normal, sino bastante habitual durante el desarrollo del lenguaje.
Pero la cosa se puede complicar ¿CÓMO?
Hemos visto que el niño/a va avanzando en sus capacidades y cada vez es más hábil para comunicarse mejor, pero estas habilidades pueden ser suficientes o insuficientes dependiendo de las demandas, también crecientes, a las que el niño tenga que irse enfrentando.
¿De dónde proceden estas demandas?
1. Demandas de su propio desarrollo:
- Capacidades individuales determinadas biológicamente.
- Órganos de fonación en constante crecimiento.
- Secuencias de habla cada vez más complicadas fonológica, sintáctica y semánticamente.
- Recursos intelectuales limitados para absorber todos los aprendizajes motores, cognitivos, lingüísticos y sociales.
- Características personales: impulsividad, perfeccionismo, baja resistencia a la frustración, emotividad.
2. Demandas del ambiente:
- De la familia: estilo comunicativo del padre y/o la madre, velocidad y complejidad de su habla, nivel de exigencias y expectativas.
- De la escuela: otros estilos comunicativos, otras exigencias, competitividad entre iguales.
- De las relaciones sociales: Se amplían los ámbitos de comunicación, influyendo en su vida afectiva y emocional.
- De acontecimientos estresantes que pueden aparecer en su vida.
Entonces la tartamudez y la fluidez serán el resultado de este equilibrio entre las capacidades de las que parte el niño/a y las demandas a las que se ve sometido. En este sentido entenderíamos la tartamudez como el producto de una baja capacidad para hablar fluidamente que, además, ha encontrado dificultades para desarrollarse adecuadamente en un ambiente concreto.
¿Es su hijo/a realmente tartamudo?
De cuatro niños/as que tienen problemas de fluidez en Educación Infantil, tres son capaces de superarlas de forma natural, sin intervención específica, y sólo uno puede necesitar la ayuda de algún especialista.Para saber si su hijo o hija está entre ese porcentaje que tiene riesgo de desarrollar una tartamudez, es necesario que un especialista (maestro/a de A.L., psicólogo/a) evalúe el habla –tipo de disfluencias, capacidades lingüísticas, habilidades motoras…- así como las condiciones comunicativas de su entorno (familia, escuela, amigos/as…). |
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La tartamudez_ guía para padres
La tartamudez o disfemia es un trastorno de la comunicación (no un trastorno del lenguaje) que se caracteriza por interrupciones involuntarias del habla que se acompañan de tensión muscular en cara y cuello, miedo y estrés. Ellas son la expresión visible de la interacción de determinados factores orgánicos, psicológicos y sociales que determinan y orientan en el individuo la conformación de un ser, un hacer y un sentir con características propias.
Los efectos psicológicos de la tartamudez pueden ser severos afectando el estado de ánimo de la persona de forma continua. Además, la tartamudez es una discapacidad muy estigmatizada, donde continuamente se cuestiona la inteligencia y habilidad emocional de la persona que tartamudea, pues se cree que con “calmarse” o “concentrarse más en lo que se dice” se logrará hablar de forma fluida.
Sentimientos que son comunes, y muchas veces severos, en las personas que tartamudean son vergüenza, miedo, ansiedad, enojo y frustración. Una sensación de falta de control es común en quienes tartamudean, todo lo cual muchas veces es causa de depresión.2
Comienza, de modo característico, entre el segundo y cuarto año de vida, aunque se suele confundir con las dificultades propias de la edad a la hora de hablar. Al final, solo uno de cada 20 niños acaba tartamudeando y muchos de ellos superan el trastorno en la adolescencia. Menos del 1% de los adultos tartamudea. La tartamudez no distingue clase social ni raza, sin embargo, es de tres a cuatro veces más común en hombres que en mujeres. Aún no se ha encontrado una causa específica para este desorden, sin embargo, en febrero de 2010 científicos anunciaron el descubrimiento de tres genes asociados con la prevalencia de la tartamudez. Esto se ha estudiado desde hace varios años, cuando se comenzó a notar que la tartamudez prevalece en las familias.3
A pesar de creencias populares, la tartamudez no está asociada con la ansiedad ni es un efecto de ella para su desarrollo; sin embargo, la tartamudez sí genera ansiedad en los individuos que la poseen, llegando a convertirse en fobia social, en donde se teme tartamudear frente a las personas, provocando en muchos casos el aislamiento social de quien tartamudea.
La reacción del entorno del afectado es determinante para la aparición de numerosos síntomas físicos asociados a la tartamudez, sobre todo en los primeros años de manifestación: tensión muscular en caray cuello, miedo y estrés.
Esta es una guía de información y orientación a los padres cuyos hijos presentan problemas en el lenguaje oral, para que aprendan como interactuar con ellos y que pautas seguir, para que el niño se sienta cómodo en su entorno y también para que los padres puedan actuar a tiempo y realizar una consulta preventiva con un terapeuta del lenguaje especializado ya que el diagnóstico temprano es de suma importancia.
• «Manual para el programa Lidcombe de intervención temprana para el tartamudeo». Mark Onslow: ESPAÑOL / INGLÉS
• «La Tartamudez. Guía para padres». Fundación Española de la Tartamudez / Alicia Fernández – Zúñiga: ESPAÑOL
• «La Tartamudez. Guía para docentes». Fundación Española de la Tartamudez / Claudia Groesman.: ESPAÑOL / CATALÁN
• «La Tartamudez. Guía para pediatras». Fundación Española de la Tartamudez / Alfonso Salgado Ruíz: ESPAÑOL
Reblogueó esto en Diario de una logopeda.