Esta semana tratamos el tema del Alzheimer, la psicóloga Isabel Menéndez Benavente nos da consejos para tratar a nuestros seres queridos con esta enfermedad y cuidad la calidad de vida del cuidador.
También queremos recordaros el árticulo sobre este tema, de Isabel Ménendez Benavente en el periódico de la Nueva España.
ALZHEIMER.
(Agosto 2000)
Ella volvió de trabajar como un día cualquiera. Su madre jugaba con el pequeño de sus hijos que adoraba a su abuela. La abuela era el centro de toda la vida familiar, siempre había estado ahí, cuando los mayores eran pequeños, cuando estaban enfermos, porque la madre trabajaba de sol a sol, como el padre, para poder tener una vida digna… no sabría decir cuando empezó a notar que aquella mujer tan vital, que era su madre, aquella trabajadora incansable, con una mente ágil, que era quien recordaba como y a quien dar cada jarabe, que actuaba de canguro, de ama de casa, de secretaria, de paño de lágrimas, que siempre había vivido con ella porque se quedó viuda siendo ella muy pequeña, aquella mujer excepcional a la que ella adoraba empezó a tener fallos extraños. Un día se le olvidaron las llaves y esperó en el descansillo a que ella llegara de trabajar. Le sorprendió su reacción, la exageró muchísimo, se sintió culpable, porque no estaría la comida a tiempo. La intentó tranquilizar… “comeremos cualquier cosa mamá”, pero ella se echó a llorar. Esto la preocupó… pensó que podría estar deprimida, pero comenzó a preocuparse cuando un día notó, que como quien no quiere las cosa, de vez en cuando le preguntaba por los ingredientes de tal o cual receta, cosas que ella había hecho durante toda una vida… cuando le decía que cómo se le había olvidado trataba de justificarse, diciendo que hacía mucho que no ponía aquel plato, que no tenía importancia… le preocupó que tratara de disculpar los fallos de memoria que cada vez eran más importantes, incluso un día no sabía bien por donde volver a casa… enseguida riñó cuando la miraron extrañados, era sólo un despiste o las pastillas de la tensión. Dejó de contar cuentos, de tener aquellas largas charlas, las palabras no le salían con tanta fluidez… pero lo peor fue cuando empezó a atacarla, siempre resentida con ella, siempre atacándola, ellas que lo habían sido todo la una para la otra. por eso la llevó al médico… y este le confirmo lo que no quería oír…. Era Alzheimer… ella no entendía mucho, pero sabía como iban a ir sucediendo las cosas… se informó en asociaciones, médicos, y cada vez iba sintiéndose más impotente…. De repente un día se dio cuenta, ya en la fase terminal, que podía devolverle todo lo que ella había hecho por todos, toda su vida… la gente le recomendaba que la internara en una clínica, que para ella era doble trabajo… pero era su madre, aunque no la reconociera y la riñera porque no había ido al colegio, o cuando creía que quería quitarle la pulsera de pedida, o cuando dejó de hablar y sólo lloraba, pero también sonreía cuando le cogía la mano y le daba besos y le decía “ mamina, estoy aquí” al oído, suavemente, sintiendo como ella apretaba un poco más la mano… sintió que realmente ese sacrificio que la hizo caer en una fuerte depresión, cuando su madre se fue, no había sido en balde… ella querría también irse con la mano de sus hijos, de sus nietos, con el amor inmenso que la había rodeado hasta el final, que no era más que el fruto de lo que ella había sembrado…
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