Hoy os traemos una actividad que usamos en la consulta para hablar sobre la ira con vuestros hijos. Se trata de una actividad sencilla de realizar pero muy visual, y es una buena metáfora para que entiendan qué efectos pueden tener el descontrol de impulsos y la agresividad en su vida.
Lo primero que hacemos es pedirle al niño que dibuje un volcán, y cerca de sus laderas, que dibuje árboles, casas, animales… Lo que él quiera. El volcán representa al niño, y le explicamos que los volcanes pueden pasar dormidos e inactivos muchos años, tranquilos, sin causar ningún mal a nadie.
En la vida hay momentos buenos, tranquilos y positivos, le preguntamos al niño qué siente a nivel corporal en esos momentos. Las respuestas pueden ser músculos relajados, sensación de tranquilidad o bienestar, respiración tranquila, etc. Luego, hablamos de los enfados, frustraciones y desilusiones, y le preguntamos qué siente en estos casos. En este momento buscamos que aprendan a identificar las señales físicas que les envía el cuerpo cuando se están enfadando: sensación de calor en la cara, dientes o puños apretados, respiración agitada, músculos tensos… Es muy importante que reflexionen sobre estas señales. Una vez que las tengan identificadas, les pedimos que las escriban en un lado del folio.
A continuación, les explicamos que en ocasiones los volcanes entran en erupción al calentarse el magma que se encuentra en su interior. Les preguntamos qué situaciones pueden calentar el magma de su volcán. Las respuestas más habituales suelen ser las peleas con los hermanos, que les insulten, que no consigan lo que quieren, perder un partido, sacar malas notas… Aquí queremos que sean conscientes de las situaciones que pueden provocar un descontrol o ataque de ira.
Seguidamente les contamos que cuando el magma se calienta, la lava sale por la boca del volcán quemando todo a su paso. Les pedimos que dibujen la lava saliendo en el dibujo, y les preguntamos cómo expresan esa rabia o ira cuando se da una situación negativa en su vida: pueden pegar, gritar, insultar, arañar, tirar cosas… Y a continuación les pedimos también que expliquen cuáles son las consecuencias negativas de sus enfados, tanto para los demás como para ellos mismos: hacer o hacerse daño y sentirse mal después, recibir castigos o riñas, estropear algo y luego tener que repararlo, etc.
Por último, les explicamos las opciones que tienen para tratar de enfriar el magma del volcán cuando empiecen a notar las señales físicas para evitar que la lava salga y queme todo.
Con esta actividad, se trata de que los niños aprendan a identificar las señales que les envía su cuerpo cuando se están enfadando, y así rápidamente puedan buscar vías de escape para controlar sus enfados. De esta forma les proporcionamos herramientas para poder gestionar sus emociones. Hay que tener en cuenta que esto lleva tiempo y requiere práctica, el objetivo es que poco a poco los niños vayan asimilando las estrategias y les resulte cada vez más fácil y natural recurrir a ellas.